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Hoy vamos a acercaros a una de las personalidades más significativas en el panorama del español en el mundo. Es Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes. Aquí podéis leer una entrevista en la que Javier Taeño (@javiertaeno) le hace preguntas muy interesantes.
Tras muchos años dedicados a la universidad, a Carmen Caffarel le ofrecieron ser la directora de Radio Televisión Española (RTVE) en 2004. Su tarea fue ardua, hacer frente a una reforma laboral que implicaba la salida voluntaria de más de 4.000 trabajadores. Su exitosa labor hizo que en 2007 abandonase la corporación rumbo al Instituto Cervantes.
Pregunta obligada para empezar, ¿cuál es el estado de salud del español?
Inmejorable. Es un idioma en franco crecimiento, es el segundo idioma materno del mundo y es la segunda lengua hablada en el mundo. Es idioma oficial en 21 países. Cada vez tenemos que estar más presentes en distintos lugares del mundo y las matrículas avanzan. Eso demuestra que nuestra lengua y nuestra cultura tienen una salud de hierro.
Usted ha estado muy vinculada a la enseñanza universitaria durante muchos años y ahora está desempeñando cargos administrativos, primero en RTVE y ahora en el Cervantes, ¿qué es lo que más echa de menos de la universidad?
Evidentemente la docencia, que me apasiona. Es un privilegio poder enseñar una profesión tan bonita como la de comunicador, esa responsabilidad de dar a conocer lo que ocurre en el mundo. Lo echo de menos, pero también lo hago. Doy conferencias, voy a colegios mayores, doy cursos…
¿Le gustaría volver a las aulas?
Ahora no lo puedo hacer, pero estoy segura que antes o después me podré incorporar a mi departamento y lo haré encantada.
Carmen Caffarel echa la vista atrás, ¿qué le ha aportado la universidad, RTVE y el Instituto Cervantes?
Me ha aportado ser lo que soy. Nadie es más que la suma de todas las experiencias vividas en el ámbito de lo profesional y lo personal. He tenido la suerte de sumar dos aspectos que no son muy habituales: la práctica y la teoría. En el ámbito de la universidad, han sido muchos años investigando a propósito del papel de los medios de comunicación con las implicaciones sociales, políticas, económicas… RTVE me permitió poner en práctica que los servicios públicos de comunicación, son de los ciudadanos. Eso ha sido una gozada. Y en el Instituto tengo esa proyección internacional y puedo ver como la cultura en español es el bien más preciado y por eso somos reconocidos y queridos.
Centrándonos en la institución, ¿cuál es la situación actual del Instituto? ¿Qué ha cambiado en estos cuatro años que lleva usted aquí?
Cambiar drásticamente nada porque es una institución muy joven, sólo tiene 20 años. Ha seguido esa política expansiva, cuantitativa y cualitativa, de estar más presente en el mundo. Nos hemos tenido que modernizar. Si hubiese una seña de identidad en estos cuatro años, sería la apuesta por las tecnologías de la información y la comunicación. Estamos en ese proceso de adecuar nuestras ofertas a las tecnologías. Las redes sociales son buenas aliadas para conectar con una población joven que a nosotros nos interesa mucho.
Creo que hay mucha gente que conoce y reconoce tanto la labor como la proyección que tiene el Instituto tanto en España como en el extranjero, pero quizás no conocen las actividades que se realizan, ¿a qué se dedica el Instituto? ¿Qué hace?
Muchas cosas. Es más conocido por las clases de español y por las actividades culturales, pero trabajamos de la mano con el Ministerio de Educación para intentar que el español se ofrezca en las enseñanzas regladas de los países. Trabajamos en desarrollos vehiculares y pedagógicos en la enseñanza del español, somos un referente a terceros. Somos el lugar de encuentro para los hispanistas de todo el mundo. Tenemos más de 100.00 páginas de contenidos dentro de la propia web del Instituto. Es esa labor callada que hace que conectemos con universidades, con empresas… Es un abanico muy amplio.
¿En qué países tiene más presencia el Instituto? ¿Dónde se quiere desarrollar el proyecto a partir de ahora?
Como presencia real, el primer país es Brasil porque es el que alberga más centros. Han apostado muy fuerte por el español. La presencia del Instituto se ha centrado en Europa desde su creación, pero nos hemos ido expandiendo. Toda la zona de Asia-Pacífico tiene una gran demanda: China, La India, Japón Filipinas. Por supuesto, no podemos olvidar a Estados Unidos que en 2050 será el primer país hispanohablante, superando a México.
Me ha hablado de todas las actividades, sin embargo estamos pasando una terrible crisis económica, ¿cómo ha afectado al Instituto?
El presupuesto se ha visto aminorado, pero el Instituto ha sido hábil y ha encontrado otras vías de financiación. Además de lo que se ingresa por los Presupuestos Generales del Estado y por las matrículas de los cursos, buscamos patrocinio de empresas públicas y privadas en el Círculo de Amigos del Cervantes. Nuestro sello es un buen aliado para estar fuera de España.
En España conviven varias lenguas cooficiales, ¿cuál es la política del Cervantes para integrar todas?
Ofrecerlas como lengua y como culturas. En todos los institutos se ofrecen los cuatro idiomas oficiales del Estado, pero no tienen la misma demanda. Frente a las 200.000 matrículas del español, apenas tenemos 100 de gallego, catalán o euskera.
El pueblo saharaui lleva años reclamando la construcción de una sede en los campamentos de Tndouf y denuncia que el español se está perdiendo entre la población…
Allí trabajamos a través de la Agencia de Cooperación al Desarrollo. Tenemos actuaciones directas y actuaciones de formación del profesorado, cesión de libros de texto. Nosotros estamos en 44 países, pero en muchos otros estamos a través de la AECID (Agencia Española Cooperación Internacional al Desarrollo), de las universidades…
Cambiamos un poco de tercio, la última edición del Premio Cervantes la ha ganado un referente de la literatura española como Ana María Matute, pero hacía muchos años que no ganaba una mujer, ¿cree que no se valora a la mujer a la hora del reconocimiento literario?
Es el tema. Se trata de la visibilidad. Una de las líneas del Instituto desde que yo estoy aquí es la visibilidad de la mujer. Tengo que alegrarme de que Ana María Matute, no sólo por ser mujer sino porque es una maravillosa escritora, entre en el Olimpo reservado a los hombres. Son muchas ediciones y ella es la tercera que se lo lleva…
La última, ¿qué le gustaría estar haciendo dentro de 10 años?
Cualquier trabajo que suponga un reto. Y si es un reto desde el servicio público, todavía mejor
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