Hola a todos.
Dentro y fuera de las aulas nos preguntan por «el buen español». ¿Dónde se habla el mejor español? ¿Es verdad que en Salamanca se habla el mejor español de toda España? ¿Los españoles hablamos mal español? Al margen de tópicos lingüísticos (no hay ningún lugar determinado donde se hable mejor o peor que en otros sitios) queremos hoy traeros la opinión de Victor García de la Concha, director del Instituto Cervantes. Según don Víctor, «se habla un español zarrapastroso». Aquí tenéis la definición de la RAE del adjetivo «zarrapastroso»:
zarrapastroso, sa.
1. adj. coloq. Desaseado, andrajoso, desaliñado y roto.
2. adj. Dicho de una persona: despreciable.
Concluimos por tanto que «hablar un español zarrapastroso»es sinónimo de hablar un español descuidado.
Por esta razón la Real Academia Española acaba de publicar El libro del español correcto, editado por el Instituto Cervantes y Espasa.
¿Por qué de la Concha opina esto? Os dejamos este artículo de El Paísen el que se recogen algunos momentos de su intervención en la presentación del
libro. Se trata de una lectura muy recomendable: que la disfrutéis. Esperamos vuestros comentarios.TEREIXA CONSTENLA Madrid 4 DIC 2012 – 19:16 CET
Advertía Octavio Paz: “No se sabe qué se corrompe primero, si la realidad o las palabras”. E insiste Víctor García de la Concha: “Una corrupción del lenguaje refleja una corrupción de la realidad”. En estos días construidos a fuerza de deterioros (el económico es solo uno más), “se habla un español zarrapastroso”. Zarrapastroso, eso dijo el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, antes de recordar otra época de penurias gramaticales.
“En el siglo XIX se había puesto de moda hablar mal y entonces la Institución Libre de Enseñanza se creyó en la obligación de hacer una campaña para hablar con corrección. No digo que ahora estemos en ese momento pero hay una gran dejación en la forma de hablar, estamos en un momento más bien zarrapastroso. No proponemos usar expresiones cursis o relamidas, sino de corrección normal”, planteó en un marco atinadísimo: la presentación de El libro del español correcto, editado por el Instituto Cervantes y Espasa.
Cuando, poco después, ya fuera del acto público, se interroga a García de la Concha si es mera casualidad que la degradación de una lengua y un país vayan de la mano, recuerda las palabras de Octavio Paz y una clarividente respuesta del maestro recogida en los Anales de Confucio. Cuando le preguntan cuál sería la primera medida que tomaría como gobernador de una isla, responde: “Cambiar el lenguaje”.
“El fascismo”, prosigue De la Concha, “cambió el lenguaje para dar idea de camaradería” y los regímenes totalitarios “tratan de borrar ciertas palabras”. “Somos lengua, un Estado es lengua, de ahí que la cultura no sea un adorno, sino algo que nos constituye y nos hace”, añade.
Tiempos de raquitismos. De recursos y también de léxico. El antiguo director de la RAE, que pareció reencontrarse con su pasada identidad, pone un ejemplo: “Hoy todo es complicado, olvidamos los términos arduo, laborioso, difícil, complejo”. Se escribe mucho pero pobre. El manual presentado, elaborado por Florentino Paredes, Salvador Álvaro, Luna Paredes y Zaida Núñez, va directo al grano: cómo escribir un texto con corrección, cómo hablar en público, cuáles son las normas en ortografía, gramática y semántica y cuáles son las herramientas y recursos disponibles para resolver dudas o mejorar el uso del idioma. Hay, además, un apartado muy práctico, donde se presentan modelos de textos (escritos, orales y electrónicos) apropiados para cada contexto.
“Un SMS es como un SOS, una comunicación rápida en la que al náufrago solo le preocupa decir ‘sácame de aquí’. Yo soy un desastre escribiendo SMS, la eñe me sale muy mal. No es el medio el que condiciona la escritura. Si los colegios de Primaria vuelven a enseñar lo básico: leer en alta voz y redactar, el problema de que se escriba mal queda minorado porque el problema está en la formación básica que uno tiene”, señaló el director del Instituto Cervantes.
Para facilitar la resolución de dudas, el libro clasifica sus soluciones en cinco categorías: agramatical, incorrecto, no recomendado, preferible o correcto. Las no recomendadas se acercan a las incorrectas, mientras que las preferibles se asimilan a las plenamente correctas. La graduación responde a la propia flexibilidad de la norma, que muta a cada paso.
“Lo que hoy se considera correcto ayer fue objeto de censura”, señalan los autores del texto. Su coordinador, el profesor de Lengua Española de la Universidad de Alcalá de Henares, Florentino Paredes, enumeró los cinco ejes que han guiado el libro: que fuese útil, claro, ameno, riguroso y actual. “Facilita el acceso a la corrección lingüística de manera fundamental”, afirmó Francisco Moreno, director académico del Instituto Cervantes.
4 comentarios
Margaret Nahmias · 3 enero, 2013 a las 7:30
Corrupcion moral no tiene nada que ver con corrupcion lingustica. Puedes hablar bien y seguir siendo corrupto. Pero en cuanto al lexico El lenguaje cambia y palabras asumen nuevas signficados. ¿Este es malo?
Raquel · 3 enero, 2013 a las 7:30
Hola, Margaret:
Gracias por tu aportación. Cómo hablamos es fiel reflejo de cómo somos, individual y socialmente.
Respecto al cambio lingüístico: entre los mecanismos del mismo se cuenta el cambio semántico o la transposición de significado, es cierto. Por lo que García de la Concha aboga es, en nuestra opinión, por el no empobrecimiento del abanico léxico en uso. Llamar a cada cosa por su nombre, y ser precisos en ello, es muy necesario en los tiempos que corren.
Un saludo cordial.
EBPAES
Luis Andrés Serfas Sinner · 2 enero, 2020 a las 7:30
Gracias, enjundioso lo sugerido aquí: refleja lo contextual y pedagógico del lenguaje. Por tanto, habremos de elevar la vara o, al menos: trabajar cuidadosamente la lengua en cada contexto y hacer, por consiguiente, las aportaciones para cada caso.
Margaret Nahmias · 4 enero, 2013 a las 7:30
Sí, si creemos que las palabras son un reflejo del corazon.